¿Cuándo he de quitarme los callos?
Los callos o hiperqueratosis son las lesiones dermatológicas más frecuentes en el ámbito de la podología. Afecta principalmente a mujeres, pero puede estar presente en cualquiera de nosotros. Es menos común en niños y muy habitual en ancianos.
Normalmente se deben a presiones excesivas en diferentes zonas del pie. Al notar estas presiones , nuestra piel se defiende, se engrosa, y se endurece. Adquiere además un característico color amarillo, donde se suelen marcar los surcos de la piel.
Los mas habituales se sitúan bajo las cabezas de los metatarsianos (donde empiezan los dedos). Suelen coincidir con las cabezas de estos, que comprimen la piel entre el hueso y el zapato, favoreciendo así el proceso lesional.
La presencia de hiperqueratosis nos alerta sobre la existencia de alguna alteración de la pisada, por lo que en caso de desarrollarlas , debemos consultar al especialista, en este caso al podólogo. Nos realizará un examen biomecánico completo para desvelar la causa de nuestro problema.
Por otro lado, no debemos olvidar la sensibilidad del pie. La presencia de callos la altera y puede llegar a modificar nuestra postura generando lesiones que van desde la tendinitis a la hernia discal. Si no sentimos bien al pisar, el pie busca nuevos caminos para obtener la mayor cantidad de información, lo que deriva en un cambio en el apoyo cuyas adaptaciones a niveles mas altos, como la cadera o la columna, pueden ser dolorosas.
En último lugar no «sanear» los pies, es decir, acudir al podólogo para que haga una quiropodia, puede degenerar la capa de grasa plantar que nos amortigua de forma natural y favorecer las temidas metatarsalgias ( dolor agudo en la planta del pie).
Siempre es recomendable optar por la prevención antes de necesitar una solución, por lo tanto es recomendable tratar las hiperqueratosis en cuanto aparecen para evitar sus molestas consecuencias.